
Lo escribí en un editorial que publiqué cuando inició hace dos semanas el paro de labores de los maestros del SNTE Sección 30 de Tamaulipas, y en el cual expresé que el Gobernador Américo Villarreal Anaya no podía ceder ante la principal demanda del líder magisterial Arnulfo Rodríguez Treviño quién pedía que la secretaria de Educación, Lucía Aimé Castillo Pastor, debía dejar el cargo antes de que los docentes se sentaran en la mesa a negociar con la administración estatal.
Si cedía, el gobernador Villarreal Anaya, justo un mes antes de cumplir un año en el cargo, habría devaluado su liderazgo, y ese es un lujo que no se puede dar, mostrar debilidad en el ejercicio del poder porque tener un gobernador débil a nadie beneficia, más cuando fue electo para defender los intereses de los tamaulipecos.

Es evidente que las exigencias de Arnulfo y los maestros son legítimas y en verdad existe un atraso en trámites y pendientes por resolver en cuanto a derechos laborales de los docentes se refiere, y más claro está que la secretaria Lucía Aimé ha fallado en darles una pronta solución, aunque también es cierto que muchos de los planteamientos son herencia de administraciones estatales pasadas.
Durante 10 años el SNTE en Tamaulipas tuvo dirigentes entregados al gobernador en turno, así fue con Rafael Méndez Salas en el sexenio de Egidio Torre Cantú y Rigoberto Guevara Vázquez con Francisco Cabeza de Vaca. Ambos dirigentes nunca alzaron la voz para exponer inquietudes o planteamientos de los educadores del estado, causando con ello un rezago en los temas de los maestros y en parte algunos de los planteamientos que hoy hace Arnulfo Rodríguez son asuntos que no fueron atendidos por Egidio y Cabeza de Vaca a causa de los malos liderazgos de Rafael y Rigoberto.

También, está claro que al gobernador le hacen falta mejores operadores políticos en su grupo cercano, personajes que le entiendan a como se mueven los hilos en la administración estatal. El hecho de que le estalló un conflicto con el sindicato de maestros en el mes 11 de su gobierno es una muestra de que alguien no está haciendo su tarea y no se esta atendiendo bien a los actores políticos, sindicales y empresariales del territorio tamaulipeco.
El gobernador Américo Villarreal tiene la visión de hacia donde quiere llevar el estado, un visón humanista y de futuro, pero él no lo puede hacer todo y por eso debe de rodearse de un buen equipo. Tiene gente de mucho valor, pero sin duda hay áreas que si necesitan cambios.
Quizás el inicio de su segundo año sea un buen momento para hacer ajustes, quitarse los compromisos y recomendados, aceitando su maquinaria para que siga la transformación que ha propuesto a los Tamaulipecos.

No dudo de la capacidad de Lucía Aimé Castillo Pastor como burócrata del área educativa, es una mujer preparada y con experiencia en el ámbito educativo donde se ha desempeñado por más de 20 años en altos puestos a nivel estatal y federal en administraciones del PRI, PAN y Morena. Pero sin duda algo pasó para que los maestros tomaran personal el hecho de verla fuera de la Secretaria de Educación. Es momento que Lucía Aimé aprenda de sus errores y se acostumbre a usar la mano izquierda, además de entender que los secretarios de un gobierno deben de pensar fuera de la caja, no ser burócratas cuadrados, usando la política para resolver los problemas con un sentido social antes de que estallen y se conviertan en un conflicto mayor.
Sin duda, fue una buena noticia que los maestros ya regresaron a las aulas, esto, pese a la resistencia de muchos docentes que bajo el lema de “ni un paso atrás” querían ver rodar la cabeza de Lucía Aimé y oponían a que el paro de labores terminara, al grado tal de gritarle ayer por la noche en su cara al líder del SNTE “traidor” y “nos fallaste Arnulfo”.

Arnulfo Rodriguez, hijo de campesinos que se formó en la escuela normal rural de Tamatán, no es un improvisado en el tema sindical, fue anteriormente líder magisterial de 2007 a 2012 en los tiempos de la profesora Elba Esther Gordillo, se opuso a la Cruzada Nacional por la Educación que impulsó Felipe Calderón y apoyó Gordillo, Tamaulipas se reveló y fue el único estado que no la aceptaba, al final, Arnulfo fue invitado a Los Pinos, logró importantes beneficios para los docentes de Tamaulipas con Elba Esther y Calderon y dio su apoyo a la Cruzada; es sin duda un hombre que sabe negociar.
Américo por su parte es un hombre de paz, que ha dejado claro que el principal valor de su gobierno es el humanismo, y, desde que inició su sexenio, puso en primer lugar a los maestros y alumnos al manifestar que “sin educación no hay transformación”.



A partir de hoy las mesas de resolución de las demandas y adeudos de los maestros ya están operando en las instalaciones del SNTE en Ciudad Victoria y están encabezadas por el Profesor Arnulfo, el Comité Ejecutivo Seccional, Representantes SNTE Nacional, Representantes del Estado y comitivas de la Secretaría de Gobernación y Secretaría de Educación Pública.
Los niños tamaulipecos son los más beneficiados con los acuerdos que lograron en la Ciudad de México la Secretaria de Gobernación Luisa María Alcalde, el Gobernador Américo, la secretaria de Educación Federal Leticia Ramirez con el líder del SNTE Nacional Alfonso Cepeda y el Secretario General de la Sección 30 Arnulfo Rodríguez y solo queda una lección en todo esto: la educación en Tamaulipas es un complemento y la hacen juntos y de la mano el Gobernador y el Sindicato de Maestros.

En la resolución de este conflicto magisterial no hay ganadores ni perdedores, el triunfo es de todos, porqué cuándo el sistema educativo funciona correctamente todos salimos ganando. Ya se dió el primer paso, ahora hay que mantener el mismo “trote” entre el Gobierno Estatal y el SNTE.